Si nos fijamos, veremos que los niños/as juegan casi en todas partes y en todas las situaciones. El juego no sólo les divierte y les hace felices (que no es poco), sino que les ayuda a desarrollarse y a aprender. Los distintos tipos de juegos favorecen el desarrollo infantil en todas sus facetas (intelectual, motora, social, afectiva, lingüística...) y por ello todos los niños necesitan jugar. Jugar no es un capricho, es una necesidad.

PROHIBIDO NO JUGAR.

Paradójicamente, sucede que, en algunos lugares donde los niños deben pasar necesariamente su tiempo, se considera que jugar es inapropiado. En demasiadas ocasiones el juego se considera como algo accesorio y a veces molesto. Pero hemos de saber que, donde haya niños/as, si queremos que éstos estén lo más a gusto posible, debemos considerar este recurso. Además de las tremendas aportaciones del juego libre, la actividad lúdica puede ser dirigida, provocada o facilitada por parte de distintos profesionales con el fin de conseguir determinados objetivos educativos o psicológicos.

Pensemos por ejemplo en la escuela. Gran parte de la infancia transcurre en la escuela y el profesorado se esfuerza por conseguir unos objetivos educativos con frecuencia difíciles de alcanzar. Es complicado motivar a los niños/as y también es difícil localizar recursos didácticos eficaces. Los juegos y juguetes pueden ayudar en esta difícil tarea. Una escuela donde habitualmente se juega para aprender es una escuela donde los niños/as disfrutan más y aprenden mejor. El recurso lúdico es un buen aliado para el contexto escolar.

Pensemos ahora en los hospitales infantiles.Los niños y niñas hospitalizados durante periodos de tiempo largos necesitan aún más que los demás la actividad lúdica para comprender, aceptar y afrontar su situación.

El juego les ayuda a tener una sensación de control sobre el ambiente y a expresar sus sentimientos, aliviando las tensiones emocionales y, por lo tanto, la ansiedad y el estrés.El juego permite canalizar la agresividad, ayuda a afrontar los miedos y mejorar la autoestima.

¿Se les ocurre otro medio que pueda contribuir en tan gran medida a disminuir los efectos negativos de la hospitalización infantil? El juego puede hacerlo y por ello debe estar presente en todos los hospitales donde haya niños/as .

Ojalá... que en un futuro a la mayoría de los profesionales y adultos no nos parezca raro ni improcedente que los niños jueguen en una escuela o en un hospital!. Si ello ocurre habremos avanzado en la educación, la salud y el bienestar infantil.

 

Fuente:wwwguiadeljuguete.com


 

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